Llevamos 50 años entre perlas. Hemos crecido entre perlas, y conocemos su variedad, belleza y versatilidad. En general, aún existe bastante desconocimiento de sus variedades y calidades, y nuestra labor es transmitir ese conocimiento a nuestros clientes para que, a su vez, lo extiendan a sus clientes.
Básicamente, las perlas se pueden dividir en tres grandes grupos:

Perlas naturales: las más escasas y valiosas. Sin que el ser humano participe en su proceso de creación, una ostra genera una perla de forma natural cuando un grano de arena, un trozo de concha o cualquier agente externo entra dentro de la concha. La perla, para protegerse, genera una capa concéntrica de nácar alrededor de ese cuerpo extraño, y con el paso de los años, se crea una perla. Éste método de creación era el único existente hace siglo (…)
Perlas cultivadas: el 99,9% de las perlas actuales. Es un proceso en el que el hombre “cultiva” las perlas introduciendo ese elemento externo (normalmente cuentas de nácar) en la ostra, provocando que se generen las perlas.

Truco identificativo: míralas bien de cerca. Las perlas cultivadas aunque haya intervenido el hombre en su creación, es la ostra la que las fabrica. Por lo tanto, suelen tener pequeñas diferencias entre ellas de tono, color, forma, lustre. Si son parecidas, pero no iguales, seguramente serán cultivadas. Y observa los taladros, con un poco de experiencia es donde mejor se aprecia la composición nacarada y la rugosidad arenosa del taladro a través del carbonato cálcico que forma el nácar.

Básicamente podemos diferenciar dos tipos de cultivo:
– Perlas cultivadas en el mar: las de más calidad. Es un proceso más largo (de 3 a 5 años), el tiempo de cultivo es mayor, por lo que la capa de nácar es más gruesa, y por ello el lustre y brillo de la perla son más espectaculares. En este tipo de cultivo encontramos tanto las perlas australianas (South Sea Pearls) como las japonesas (coloquialmente llamadas por el nombre genérico, ”cultivadas”)
– Perlas cultivadas en agua dulce (ríos o lagos). Más modernas en la historia, este proceso revolucionó el mercado de las perlas al reducir el tiempo de cultivo (unos 2 años), y por ello, los costes. Pese a que normalmente estas perlas tienen un menor grosor de nácar, hoy en día la belleza de los mejores ejemplares puede competir con las cultivadas en el mar. Pero se han consolidado como la opción más económica, y por ello, más extendida.
– Perlas falsas: Son perlas en las que no hay una ostra en el proceso. Se producen en fábricas, con el proceso al completo generado por el hombre. Dentro de este grupo hay distintas calidades, desde perlas de plástico a perlas creadas a partir de una mezcla de conchas trituradas y escamas de pez, con lo que su apariencia, durabilidad y belleza pueden ser también muy apreciadas. Es el grupo que más confusión crea, ya que algunas marcas las comercializan sin especificar que se trata de un producto completamente manufacturado por el hombre.
Truco identificativo: Son exactamente iguales unas o otras. Misma forma, color, tamaño, brillo… las ha fabricado una máquina, así que si no ves diferencia alguna entre ellas, probablemente son falsas. Si además puedes fijarte atentamente en los taladros, es donde más se aprecia su composición. Se nota que es un taladro en una bola de plástico o de resina, con la capa exterior muy diferente al núcleo.